EL INDULTO

Esta semana la cuestión que me ronda por la cabeza, seguida de cerca por los aventuras del Sr. L.B., es el indulto al “kamikaze” de la A7.
En el fondo, volvemos a la misma cuestión de siempre: La mujer del César no sólo debe ser virtuosa sino parecerlo, y en este caso la mujer del Cesar no sale muy bien parada que digamos.
Pongamos que Guillermo Summers tenía razón y que “tol mundo é güeno”, que ha habido buenas razones para indultar a este señor… pero no nos las han dicho, y vistas las circunstancias que rodean al caso este ciudadano, se podría deducir que no ha sido por su cara bonita … o si.
A raíz de las informaciones aparecidas esta semana me he ido al BOE (cinco de enero de este año, por si queréis hacer el mismo ejercicio) y me he quedado pasmado por lo lacónico del texto del indulto, de este y de todos los demás, seamos justos, pues donde uno podría pensar que se exponen los motivos por los que el gobierno aplica tan extraordinaria medida nos encontramos con unos textos fríos y completamente faltos de motivación.
Los indultos en general se limitan a indicar la pena por la que cada uno de los indultados fue condenado y a decir que se le indulta totalmente o se le conmuta la pena por otra, sin más.
En este caso la cosa resulta tanto más sangrante por cuanto que se dice, como en todos, que se han considerado los informes del Tribunal Sentenciador y del Ministerio Fiscal… pero en este sabemos que si los han considerado ha sido sólo para pasárselos por el forro sin ofrecer más explicación, pues al parecer dichos informes eran contrarios a que se indultara a este individuo.
Vale que el indulto es una medida de gracia discrecional, pero de la discrecionalidad a la arbitrariedad hay una distancia enorme. Aunque no podamos discutir los motivos, no dudo de que a todos nos gustaría conocerlos, al menos a mí me gustaría, sobre todo en este caso, para poder saber cuál es el criterio con el que se aplica un poder tan enorme, deshacer lo que con tantas dificultades se ha conseguido a través de un proceso penal en garantía y defensa de los bienes y valores de nuestra sociedad, y al menos tener la oportunidad de compartirlo o no.
Si a ello añadimos lo publicado por los medios, es decir, que el despacho de abogados que asistía al indultado es aquel para el que trabaja el hijo de quien otorga el indulto, y que justamente el abogado encargado del caso es hermano de un influyente miembro del partido en el poder al que pertenecen todos los ministros que lo aprueban, pues esto huele a sustancia fecal que no veas.
A toro pasado el gobierno, vía vicepresidenta, y viendo que esta vez la cosa era tan gorda que no se tapaba ni con una lona de circo intenta justificar la medida diciendo que el homicida condenado estaba arrepentido, rehabilitado, y que se había tardado ocho años en dictar sentencia, circunstancias que se pueden predicar de miles de condenados en este país por hechos mucho menos graves y a los que no se indulta precisamente, y si no que se lo cuenten a David Reboredo, por ejemplo.
Y si a este hecho reciente unimos otros indultos ilustres y recientes de banqueros y políticos otorgados por los distintos gobiernos en plan yo-te-rasco-la-espalda-a-ti-y-tu-me-la-rascas-a-mi que carecen de toda justificación, no podemos sino concluir que en muchos casos el indulto, una medida que debería se extraordinaria y transparente, se está usando para borrar de un plumazo los desmanes de ciertos privilegiados, lo que me lleva a creer que el iter judicial de muchos de los ilustres encausados que pueblan los noticiarios acabará de la misma manera: ellos indultados y nosotros cabreados.

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Un comentario el “EL INDULTO

  1. Salcofa dice:

    La verdad, lo que es innegable es que nuestro sistema social ha ido a tomar viento. Solo hemos de acabar de derribarlo (sugiero el método del Dr. Guillotin, Zas!) y mirar que podemos edificar en este solar, es muy difícil imaginar que nos pueda ir peor porque visto el nivel en el que estamos… No podemos confiar en la justicia porque esto es una tómbola (Marisol Style), no podemos confiar en los jugadores de Apalabrados que en sus ratos libres votan para quitarnos la prestación de medicamentos, no podemos hacer caso a los presidentes del gobierno que o cobran sobres y lo niegan o son tan incompetentes como para que sus monosabios se lo lleven crudo y ellos ni se enteren, tampoco podemos recurrir a las instituciones arcaicas sin arriesgarnos a que nos peguen un tiro a lo elefante o nos saqueen a lo Jose María «El Tempranillo»… Vamos que visto lo visto, ya me dirás tú si no es como para tirarse al monte y recurrir al método Nerón!

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